Eduardo Sacheri es un caso ejemplar. Desde donde se lo mire. Primero, porque es un tipo ejemplar, alejado del ruido, nunca abandonando la docencia -es maestro en Castelar, la ciudad de la que nunca se fue- y de una generosidad sin límites. Sacheri transpira vida. Y también es un caso ejemplar por cómo fue construyendo una carrera de escritor que arrancó llevándole cuentos a la radio a Alejandro Apo y llegó a Hollywood y a un Oscar.
Sacheri acaba de lanzar un nuevo libro: El fútbol, de la mano, que es otro capítulo -el anterior fue Las llaves del reino– de sus columnas en la revista El Gráfico. Anoche vino a presentarlo a TEA y Deportea. Un lujo. Aquí les dejo la charla, sin ruidos, pausada, prolija, rica, muy lejana al desquicio al que asistimos en la vida diaria. Adhiero a lo que dijo Julio Marini (director de la Diplomatura de la escuela, maestro de periodistas y, aclaro, como un hermano para mi): A mi también me hubiese gustado ser Eduardo Sacheri
Es esa persona que escribe, y cuando uno lo lee, siente envidia por lo fácil que lo hace. Su bajo perfil lo hace aún más grande…