de Jorge Búsico

Autor: Jorge Búsico (Página 5 de 5)

Forn

Hay personas que da placer leerlas. Juan Forn (Buenos Aires, 5 de noviembre de 1959) es una de ellas. Su proceso de reinvención también es admirable. Quizá uno de los puntos más altos de sus distintos recorridos hayan sido sus columnas de los viernes en Página 12, que dejaron de salir a comienzos de año, cuando Forn se dispuso a buscar otras experiencias. Hoy vamos a salir con él. Primero, con esta reciente y muy buena entrevista (a propósito, ¿quién dijo que no se puede escribir largo y bien en Internet?) que le hizo Hinde Pomeraniec en Infobae. Pero también vamos a agregar un reportaje que le realizó el excelente medio Anfibia.

Para que disfruten y tengan para varios días de lectura, las columnas de los viernes de Forn en Página 12

Elegancia

Milena Busquets (Barcelona, 1° de enero de 1972) es una catalana que escribe como los Dioses (su madre fue la escritora y editora Esther Tusquets) y que tiene el don de la mirada profunda y el análisis esbelto para analizar estilos y tendencias. Milena Busquets, también antropóloga, es de ese selecto grupo que parece tener cuatro ojos. Pueden seguirla en Twitter (@MilenaBusquets) y allí se van a deleitar con sus posteos. También pueden leer alguno de sus libros. Algo más profundo de ella está en esta entrevista que le realizó La Nación hace dos años y medio. Hace unas semanas, Busquets publicó este texto sobre la elegancia masculina. Casi que nos deja desnudos a los hombres, para luego mandarnos al vestidor

No obstante

Roberto Daniel Fernández (Defer, en sus tiempos de redactor de aquel El Gráfico maravilloso de los 70) ha sido, y lo sigue siendo, uno de mis grandes maestros en el periodismo. A él le debo mucho de lo que soy, gracias entre otras virtudes a aquellos cafés a los que me invitaba a hablar cuando trabajábamos en la revista Goles Match (fines de los 70, comienzos de los 80) y cuando yo era un jovencito sólo preocupado por pelotas de cualquier forma, mujeres, diversión y pilchas. Tengo la fortuna de compartir varios días a la semana con él en Tea y Deportea (Roberto dice que él es un «teoydeporteo») y de, sobre todo al mediodía, charlar largos ratos y reirnos a carcajadas. Roberto es, además, muy gracioso.

Roberto es de esos tantos periodistas anónimos que aún engrandecen esta profesión. Yo admiro al periodista anónimo que es capaz de escribir las mejores notas con el único compromiso de que el que la lea se informe o aprenda algo más. Alguna vez escribiré de ellos y de la importancia que para mi tiene el anonimato en el periodismo, que es todo lo contrario del estrellato. Pero no es hoy el momento.

Lo que quiero rescatar hoy es una oración que encontré escrita por Roberto es un posteo en Facebook, refiriéndose a las tantísimas barbaridades que se encuentran diariamente en los matutinos porteños. Roberto escribió, a propósito: «Viva la vida, no obstante». Daniel Guiñazú, otro talento anónimo de este oficio (las notas de Guiña son obra de un cirujano del idioma), le contestó en ese mismo posteo: «Me haría una remera que diga eso».

Por eso: Viva la vida, no obstante.

Buen fin de semana. A disfrutarlo

 

La belleza

Alessandro Baricco (Turín, 25 de enero de 1958) es un escritor italiano que transforma las palabras en bellezas. Entre sus tantos libros hay uno maravilloso: Seda. Una novela corta en extensión, larga en intensidad, que se desarrolla en el siglo XIX y que trata de una historia de amor de un comercienta de Occidente que se traslada a Oriente en busca de gusanos de seda para su industria textil.

Roger Federer (Basilea, 8 de agosto de 1981) es un tenista suizo que transforma el tenis en belleza. Sus tiros de revés asemejan a un bailarín ofreciendo una flor. Acaba de ganar, a los 35 años, su 19° título de Gran Slam y su octavo en Wimbledon (sin ceder un set).

Baricco escribió sobre Federer. Y la mezcla de ambos no falla: es belleza.  Aquí tienen el texto. Disfruten

 

Me visto y salgo

Durante un buen tiempo escuché y leí la siguiente pregunta: ¿por qué se llama periodismo-rugby? Mi respuesta se transportaba a lo que imaginé cuando me decidí por ese título: un medio que contenga rugby y periodismo, porque de esas dos cuestiones pensaba escribir. Parecía una respuesta zonza, vaga, pero era la que se ajustaba a la realidad en aquellos primeros momentos. Después, con el tiempo y con todo lo que me fueron entregando los lectores, periodismo-rugby fue mutando hacia otros terrenos, hasta convertirse en bastante más que periodismo y rugby. El blog que inauguré el 7 de septiembre de 2006 y que dejé en manos más entusiastas que las mías el 6 de marzo último fue, como dije en el post de despedida, una especie de antes y después en mi vida de periodista. Tanto, que la abstinencia me duró apenas unos meses. Hoy empiezo otro proyecto con algunos puntos en común y muchísimos otros distintos. Aquella primera experiencia con periodismo-rugby me sirve ahora para develar desde el inicio otra pregunta: ¿Por qué se llama El Vestidor?

En un vestidor no sólo cuelgan camisas, pantalones, sacos y sacones; no sólo se ordenan remeras, sweaters, medias, pañuelos, foulards, carteras y prendas íntimas; no sólo se acomodan zapatos, zapatillas, botas, pañuelos, sombreros, prendedores, gemelos, alhajas y relojes. En un vestidor se guardan también secretos, objetos personalísimos y valiosos, cartas y hasta, bien escondido, algún ahorro. Allí, antes de vestirnos, pensamos, imaginamos, nos miramos. Nos preparamos para el día a día, para ir a una fiesta, a una cita, al club, a bailar, a encontrarnos con la persona que nos gusta. Es un lugar donde también descansa la cabeza del trajín cotidiano; donde nos tomamos unos minutos, solos con nosotros mismos. Allí también podemos archivar fotos de nuestra vida y textos que ni siquiera sabemos para qué los tenemos ahí, pero que sonreímos o nos emocionamos cuando los encontramos. No importa la forma: puede ser un vestidor propiamente dicho, un placard, una cómoda o, simplemente, una silla con un pantalón y una camisa. Vestirse es algo que hacemos todos los días.

Este blog se llama El Vestidor, al fin de cuentas, porque aspira a tener todo lo detallado en el párrafo anterior: textos propios y ajenos, fotos, intimidades, perfiles, ideas, libros, música (a la derecha, abajo, siempre habrá un video musical), tendencias, historias, recuerdos e invitados. Será un blog sin rugby (aunque es probable que lo haya de vez en cuando). Tampoco será un blog estrictamente periodístico. No se tocará aquí la realidad cruda. No interactuará con Twitter ni con Facebook; sólo estará aquí mi cuenta de Instagram (nunca pude cambiarle el nombre de periodismorugby). El Vestidor intentará ser un lugar para venir a darse una vuelta y para encontrar un espacio donde distraerse y, vaya pretensión, donde enriquecerse. Tengo que ser sincero: no puedo encuadrarlo en un estilo ni en una calificación a éste blog. Estimo que se irá definiendo mientras se vaya vistiendo.

Varios días atrás, cuando ya tenía decidido lanzarme a un nuevo blog –un nuevo desafío-, publiqué en Facebook una foto con una libretita donde había garabateado varias ideas para darle forma al blog. Debajo de la libretita había un libro de Truman Capote (Música para camaleones). Unos días después, cuando volví a mirar la foto y cuando ya había terminado de leer el libro, se me vino a la mente otro maravilloso libro del genio de Capote: Desayuno en Tiffany’s. Ahí recordé cómo su protagonista, la adorable Holly Golightly, necesitaba ir a Tiffany’s cada vez que quería refugiarse para pensar e imaginar. Algo de eso significa para mí la creación de El Vestidor: un espacio para refugiarme, para distraerme, para pensar y, especialmente, para compartir con quienes estén del otro lado. Mirarme al espejo y contarles qué es lo que veo.

También debo decir que imaginé a El Vestidor como un probable trampolín a otros proyectos personales. Uno que tengo en mente hace años es un medio de estilo masculino, y el título de este blog es, de alguna manera, un guiño a esa aspiración. Espero, claro, que esto no ahuyente a las mujeres que se acerquen.

No será éste un blog comercial, como lo fue periodismo-rugby. Será, yendo al rugby, un blog amateur. A veces cuando escribo o pienso estas cosas percibo que me estoy alejando de mi profesión de periodista. Pero muchas otras tantísimas veces descubro lo contrario, que me conecta profundamente con mi ser periodista, con el hecho de escribir y contar lo que veo y pienso.

El periodista sufre del síndrome llamado la hoja en blanco. Es ese largo momento en el que se sienta frente a la computadora (antes frente a la máquina de escribir) y no sale una idea para empezar a escribir. Me pasó durante días antes de arrancar con la primera oración de este texto. Pero hay otro miedo escénico que tenemos muchos periodistas: ¿habrá alguien que lea lo que escribimos? Por eso me pregunto: ¿quién estará del otro lado?; ¿vendrá alguien a El Vestidor? ¿vendrán los que me seguían en periodismo-rugby? ¿y los que me leen en La Nación? y si vienen, ¿se quedarán? El destino dará la respuesta.

Para este el comienzo de este camino recurrí en la realización a dos amigos. Federico Sosa, compañero de años en Clarín y de las mejores incorporaciones que hice en TEA y Deportea, fue quien diseñó El Vestidor. Nuestra idea fue hacer un blog simple y lindo, fácil de leer y sin nada que distraiga la lectura. Juan Panigazzi, compañero de años de buen vivir, es el autor de la foto de portada y de otras que irán girando a lo largo del tiempo.

Pues bien, aquí estamos. Vestidos para la ocasión. Bienvenidos, gracias a quienes estén y que sea lo que sea que va a estar bien 

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